viernes, julio 02, 2010

Ota Benga y "La Casa de los monos"

Son conocidas las atrocidades que se cometieron en el Estado Libre del Congo durante el período que fue reconocido como "propiedad privada" de Leopoldo II de Bélgica entre 1885 y 1908. El territorio fue objeto de una explotación sistemática e indiscriminada de sus recursos naturales (marfil y caucho), en la que se utilizó exclusivamente mano de obra nativa en condiciones de esclavitud. Para mantener su control sobre la población nativa, la administración colonial instauró un régimen de terror, en el que fueron frecuentes los asesinatos en masa y castigos en los que se mutilaban las extremidades. Muchos historiadores hablan de otro holocausto y se mencionan cifras que van desde los cinco hasta los diez millones de muertos.

Para huir de la esclavitud, muchas etnias y tribus se dispersaron en lo profundo del bosque ecuatorial. Ota Benga era miembro de una de esas tribus que se había escondido en las riberas del río Kasai y que habían logrado sobrevivir a las matanzas de Leopoldo II. Pero si por un lado había logrado escapar del tiránico régimen, de quien no pudo salvarse es de los traficantes de esclavos que lo vendieron a Samuel Phillips Verner, un empresario norteamericano que había encargado que le consigan pigmeos para exhibirlos en la Feria Mundial de St. Louis. De esta forma Ota Benga llegó a los Estados Unidos en 1904, junto a seis pigmeos más. En esta feria los pigmeos fueron expuestos en la sección de Antropología junto a otros grupos indígenas, y el propósito de esta exhibición era mostrar la evolución cultural y "la superioridad de los blancos" en comparación con estos pueblos tribales.

Samuel Phillips Verner en El Congo

Terminada la feria algunos meses después, el mismo Samuel Phillips Verner llevó de vuelta al Congo al grupo de pigmeos, pero Ota Benga se enteró que toda su familia y tribu habían sido aniquiladas, y sin más vínculos a su tierra, pidió a Samuel Phillips que lo lleve de regreso a Norteamérica.

Ota Benga

Ya de vuelta en los Estados Unidos, Verner es persuadido por el director del Museo Americano de Historia Natural, de que ceda a Ota Benga al Zoológico del Bronx donde ya le habían adecuado un lugar para que viva. En efecto, Ota fue trasladado al zoológico en 1906 donde a pesar de sus limitaciones en la comunicación a causa del lenguaje, tenía la libertad de caminar por todas las instalaciones e inclusive ayudaba en la alimentación de los animales. Luego al director del zoológico del Bronx, William Hornaday, se le ocurrió una forma de hacer dinero muy fácil a costa del muchacho. El zoológico inauguró una jaula a la que llamó "La Casa de los monos", donde el atractivo principal era Ota Benga que pasaba acostado en su hamaca, y adicionalmente con su arco y flechas les disparaba a ciertos objetivos como parte del show.

Ota Benga y el orangután "Dohoung"

El zoológico trataba de recrear un hábitat africano, para lo cual pusieron en la misma jaula a un orangután llamado Dohoung que había aprendido a imitar el comportamiento humano y sabía algunos trucos. Ota Benga al no tener otro compañero cercano, encontró refugio en aquel animal, del cual se llegó a encariñar y juntos se convirtieron en la atracción del zoo, aunque muchas veces el orangután era presentado como el genio de "la casa". De todas formas se habían convertido en un éxito comercial que en sus mejores momentos llegó a convocar hasta 40.000 visitantes diarios, los cuales al llegar a la jaula podían leer:

"Ota Benga". Pigmeo africano, 23 años de edad, altura 4’ 11’’ (1,49 m), peso 103 libras. Traído desde las riberas del río Kasai, Estado Libre del Congo por el Dr. Samuel Phillips Verner.

Los primeros en protestar enérgicamente fueron los miembros de la Iglesia Afro-Americana Baptista argumentando que la exhibición era humillante y racista: “Nuestra raza, creemos, está lo suficientemente deprimida, sin necesidad de exhibir a uno de los nuestros con los simios” dijo el clérigo James H. Gordon. Debido a la creciente ola de protestas el zoológico tuvo que sacar a Ota Benga de la exhibición.


A finales de 1906, Ota fue entregado en custodia al clérigo Gordon quien lo colocó en un orfanato de Brooklyn, del cual en 1910 lo transfirieron para Virginia. En Virginia le repararon los dientes que los tenía limados en forma puntiaguda desde que llegó del Congo y ya poco quedaba de aquel nativo africano porque gradualmente había ido asimilando las costumbres del estilo de vida americano. Incluso fue matriculado en el colegio al cual no le gustaba asistir porque prefería pasar con su arco y flecha en los árboles cercanos al pueblo. Al poco tiempo abandonó los estudios y consiguió trabajo en una fábrica local de tabaco, donde a pesar de su pequeña estatura era un eficiente y ágil empleado que trepaba poleas sin problemas y era capaz de cargar grandes sacos de tabaco sin ayuda. Sus amigos y compañeros empezaron a llamarlo "Bingo".

El 20 de marzo de 1910, a la edad de 32 años, Ota Benga celebró un extraño ritual en un bosque cercano. Se arrancó las coronas que le habían implantado en los dientes, prendió fuego y bailó alrededor de él, para luego dispararse en el corazón con una pistola que había robado. En su certificado de defunción su nombre fue escrito como lo llegó a conocer la mayoría del pueblo, como Ota Bingo.
Phillips Verner Bradford, el nieto del hombre que lo trajo del África, escribió en 1992 el libro "Ota Benga, el Pigmeo en el Zoológico". Durante sus investigaciones descubrió que el Museo de Historia Natural aún conserva una máscara y un modelo de su cuerpo.

Fuentes e imágenes:
Cchronicle, Npr, Onehumanerace, Wikipedia

9 comentarios:

GABU dijo...

Sinceramente me da muchìsima pena como los hombres se faltan el respeto entre sì,me cuesta tanto entender los comportamientos absurdos...

P.D.:Es evidente que OTA sumido en la opresiòn,la humillaciòn y la falta de identidad no pudo ni con su alma... :(

BESITOS EN ESTADO DE MEDITACIÒN

Lara dijo...

Sin comentários :(

El antifaz dijo...

Yo escuche una vez que los humanos eran inteligentes; seguramente no estaba cientificamente comprobado.

Saludos.

Unknown dijo...

Qué historia tan triste...

esteban lob dijo...

Hola Carlos:

A propósito de esta triste historia, pienso que tal como por estos días en el Mundial de Fútbol se ha hecho un llamativo llamado contra el racismo, en los de 1934 y 1938 si hubieran podido lo habrían realizado con el mismo fervor a favor de esa lacra. En el desarrollo de la humanidad, esos años parecen haber sido ayer nomás.

Un abrazo, estimado amigo.

Belén dijo...

Me parece aberrante lo que hemos hecho en nuestar historia... me pregunto si alguna vez aprenderemos...

Besicos

Anónimo dijo...

Que increible historia Carlitos muchas veces queremos cambiar todo de prisa sin saber si los demas se sienten felices, abrazos y te dejo unas palabras en un video en mi blog

TORO SALVAJE dijo...

Que horror. Pobre hombre.
Por no hablar del holocausto africano...

En fin...
Eso es lo que somos.

Saludos.

Gabiprog dijo...

Cuantas miserias se han hecho en nombre de una supuesta civilización...

 
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