Después del artero
ataque a Pearl Harbor el 7 de diciembre de 1941, en los Estados Unidos se desató un fuerte resentimiento contra Japón y lastimosamente, quienes más se vieron afectados fueron los ciudadanos de origen nipón que residían ahí, porque tuvieron que sufrir el desprecio de toda la sociedad americana que se tradujo en ataques, segregación, xenofobia y hasta en algunos sitios hubo atentados contra sus propiedades -la quema de sus casas y negocios-.
Para mala suerte, tres días después del ataque a Hawaii, corrió un tendencioso y falso rumor de que 20.000
Nisei estaban preparándose para iniciar un levantamiento armado en San Francisco.
Nisei era el nombre que los estadounidenses daban a todos los japoneses que vivían en su país.
La prensa se ensañó contra los ciudadanos nipones
A inicios de febrero,
Los Angeles Times tomó partido e hizo que el odio y aversión contra los japoneses creciera. En un muy desafortunado y xenófobo editorial el periódico llegó a publicar:
"Una víbora es una víbora, sin importar donde se abra el huevo. De la misma manera, un japonés-estadounidense, nacido de padres japoneses, se convierte en un japonés, no en un estadounidense."
Se llevaron a cabo requisas "legales" en sus domicilios, con el objetivo de incautar cámaras de espionaje y armas subversivas, y la histeria llegó a tal punto que
el gobierno de los Estados Unidos declaró a los japoneses residentes como "extranjeros enemigos en territorio americano" y fue declarada la
Orden Ejecutiva 9066 que acabó recluyendo a más de
110.000 japoneses residentes, en campos de internamiento suspendiéndoseles sus derechos civiles, y adicionalmente, los soldados de origen japonés fueron expulsados del ejército norteamericano y tambiénfueron internados en aquellos campos de concentración.
Orden Ejecutiva 9066 que cohartaba las libertades de los ciudadanos japoneses
1942, ciuadanos nipones-americanos llegando con sus pocas pertenencias a Manzanar, uno de los 10 campos de concentración para ciudadanos japones en el área de Los Ángeles
Todas estas medidas fueron difíciles de aplicar en las Islas de Hawaii, ya que la mayoría de sus habitantes eran de origen nipón. Ahí tampoco se pudo aplicar totalmente la medida de expulsarlos de las fuerzas armadas porque se dio una situación muy particular con los hawaianos de ascendencia japonesa; se presentaron miles de descendientes de nipones en las oficinas de reclutamiento, querían luchar contra el Japón porque se sentían americanos.
Carleton Emmons, un general del servicio de reclutamiento de los Estados Unidos en las islas de Hawaii, desactivó algunos batallones hawaianos de la Guardia Nacional cumpliendo las ordenes del ejército, pero logró convencer al alto mando de la particular situación que se vivía en las islas y decidió no expulsar a los nipo-americanos del ejército; es más, hasta les permitió formar un cuerpo exclusivo llamado 100º Batallón Provisional Hawaiano.
100º Batallón Provicional Hawaiano
Este batallón originalmente se formó con 3.800 soldados de ascendencia japonesa, pero en vez de ser entrenados en las islas,
los enviaron al continente, a
Camp Shelby en Mississipi y
Fort McCoy en Wisconsin, donde pudieran ser evaluadas su
capacidad de combate y lealtad a los Estados Unidos.
Finalmente el 5 de junio de 1942, el Alto Mando quedó satisfecho con los resultados del entrenamiento del batallón hawaiano y decidieron reclutar más nisei-americanos, sacándolos de los campos de internamiento de California. Ahora que el batallón tenía 5.000 doldados nipones cambió de nombre, pasó a llamarse “
Regimiento 442º de Infantería”, que dicho sea de paso fue el más numeroso de los regimientos estadounidenses.
El 100º Batallón Provisional, se convirtió en el Regimiento 442º de Infantería
Ya al interior del ejército era vox populi que los mandos americanos consideraban a estas tropas, así como a otras de afroamericanos o latinos, como soldados "de segunda categoría" y que su intención era el emplearlos como fuerzas de choque y asalto en escenarios muy comprometidos en caso de que se necesitaran refuerzos. Lo que comúnmente llamamos “carne de cañón”.
Una de las condiciones que les impuso el alto mando, es que estos soldados no se enfrentarían con soldados del Imperio del Japón, a diferencia de otros casos similares como los italo-americanos y los franco-americanos a los que sí se les permitió combatir contra sus países de origen. Sin embargo, esta medida no fue del todo aplicada ya que muchos regimientos que combatieron en el frente del Pacífico requirieron, a medida que se avanzaba hacia el Japón, de intérpretes nipo-americanos para las labores de Inteligencia.
Cabe señalar que los familiares de los soldados de este regimiento nunca recibieron ningún tipo de privilegios y seguían internados en los Campos de Reclusión.
El lema del Regimiento 442º elegido por los soldados fue: “Go for broke”, una expresión usada en los juegos de cartas en Hawaii para indicar una apuesta, y que se podría traducir como: “¡Vamos a romperla!”.
"Go for Broke"
Y por fin les llegó la hora de entrar en combate y demostrar su lealtad a los Estados Unidos. El 23 de septiembre de 1943 fueron desembarcados en Salerno, Italia, y fueron adscritos a la 34ª División de Infantería. El bautismo de fuego lo recibieron cruzando el río Volturno cuando se enfrentaron a un Regimiento nazi, donde se mostraron como excelentes lanzadores de bazookas y destruyeron tanques alemanes. Posteriormente combatieron la ciudad de Castellina y en el monte Miletto.
Regimiento 442º de Infantería avanzando en Italia
Luego, en febrero de 1944 fueron trasladados a los sangrientos combates por la
Abadía de Montecassino donde combatieron junto a soldados afroamericanos y latinos. Los nipones se destacaron por su extraordinario coraje peleando contra los alemanes. Luchando cuerpo a cuerpo en esos terribles combates, el Regimiento 442º se redujo de 3.800 soldados iniciales a tan solo 521 sobrevivientes, lo que los hizo ganar el nombre de
Batallón de Corazón Púrpura. Hubo que traer a nuevos efectivos desde Camp Shelby para reforzar al aguerrido y aniquilado regimiento. También participaron en la Batalla de Anzio logrando romper el cerco formado por tropas de élite nazis después de un mes y medio de reñidos combates que a la postre permitieron despejar de alemanes el camino a Roma.
A pesar de haber servido con honor y valentía derramando su sangre y ofrendando sus vidas por los Estados Unidos, los soldados nipones fueron víctimas de una gran injusticia por motivos raciales. El general Mark Wayne Clark quiso entrar triunfalmente a Roma con las tropas americanas, y en un acto de egoísmo, retuvo al Regimiento 442º a 11 km de la capital italiana, por lo cual no pudieron participar en el desfile por la liberación, hecho que causó mucha controversia ya que tenían los méritos de sobra para estar presentes. Según se dice, el general Clark por un tema de imagen, "no quería que los italianos vieran que sus libertadores eran nipones en vez de americanos."
Una de las acciones más famosas y por la que se hizo legendario el Regimiento 442º fue el rescate de 221 soldados de un Batallón de Infantería que se encontraban perdidos y atrapados en un valle entre los bosques de Biffontaine y La Houssiere, donde estaban siendo emboscados y aniquilados por tropas alemanas muy bien emplazadas y apoyadas por francotiradores.
Otros dos batallones habían intentado liberarlos pero tuvieron que desistir tras sufrir cuantiosas bajas. Los soldados emboscados no tenían posibilidades de sobrevivir y por eso empezaron a llamarlo “El batallón perdido”.
De hecho, Hitler había dado órdenes personales de que se evitara por todos los medios el rescate del batallón americano. Quería lograr una victoria simbólica para su máquina de propaganda.
Fue entonces cuando llamaron al Regimiento 442º y les dieron la orden de calar la bayoneta y avanzar a pecho limpio contra las ametralladoras alemanas, y los japoneses cumplieron la orden sin titubear: se pusieron en pie y avanzaron sin miedo hacia la muerte. Los árboles les dieron algo de protección mientras avanzaban pero las bajas fueron muy numerosas. Los soldados nipones caían por montones mientras las balas nazis les llovían sin cesar, pero eran tan valientes que ellos mismos iban ocupando el puesto de sus compañeros que caían y el batallón no se dispersó. El ímpetu del ataque venció al fin la moral de los alemanes, que no pudieron soportar el ver como corrían hacia ellos una multitud vociferante de japoneses a quienes no parecían importarles las balas. Abandonaron sus posiciones y emprendieron la huída.
Cuando la guerra terminó, el Regimiento 442º de japoamericanos fue uno de los más galardonados de la historia militar estadounidense con 18.000 condecoraciones, dos menciones presidenciales, 21 Medallas de Honor, 52 Cruces de Servicios Distinguidos, 1 medalla al Servicio, 560 Estrellas de Plata, 22 Legiones al Mérito, 4.000 Estrellas de Bronce y la sorprendente cantidad de 9.846 Corazones Púrpura. Cabe destacar que el Corazón Púrpura sólo se otorga a quienes resultaron heridos o murieron en servicio.
Los pocos sobrevivientes del Regimiento 442º siendo condecorados
A pesar de todo aquel historial y muestra de lealtad con el país, cuando los veteranos del 442º regresaron a los Estados Unidos se encontraron con muchos negocios y comercios que todavía tenían puestos letreros de “No se admiten japos”, y que sus familias todavía permanecían encerradas en campos de concentración tras alambres de púas. Hubo soldados que al regresar a su pueblo se encontraron con que sus casas habían sido saqueadas o quemadas.
Cuando los soldados nipones volvieron, nada había cambiado. No eran bienvenidos en la mayoría de comercios y sus familiares seguían recluídos en los campos de concentración
Durante la guerra, muchos estadounidenses descendientes de japoneses perdieron todas sus posesiones ya que sus ahorros fueron confiscados por el gobierno al ser considerados "propiedad enemiga". Se estima que se les confiscaron unos 400 millones de dólares, pero después de la guerra, el gobierno solamente devolvió 40 millones. Por ejemplo, en el caso de los clientes del
Yokohama Specie Bank, banco estadounidense de origen nipón, los depositantes no recibieron sus ahorros sino hasta 1969, cuando la Corte Suprema falló a su favor, pero especificando que la devolución debía realizarse sin intereses y al cambio de la pre-guerra.
El gobierno estadounidense sabía que tenía una deuda moral con sus ciudadanos de origen nipón y se disculpó con ellos apenas en 1988, atribuyendo su accionar y la concentración de prisioneros principalmente a "los prejuicios raciales de la época, la histeria bélica y la deficiencia del liderazgo político". El Presidente Ronald Reagan firmó además un acta, donde otorgaba una compensación de 20 mil dólares a las víctimas sobrevivientes.
Ronald Reagan firmando en 1988 el acta de compensación para los japoneses-americanos que injustamente fueron encerrados en campos de concentración durante la guerra
Quizá el mayor efecto positivo que logró el servicio del Regimiento 442º fue que su destacada actuación influyó para convencer al Congreso de aceptar la petición de la condición de Estado a las Islas de Hawaii. Dos veces antes de 1959, los residentes de Hawaii habían solicitado ser admitidos a como el estado 49 de los EE.UU., pero cada vez el Congreso se oponía ya que tenía miedo de tener un estado co-igual donde la mayoría de su población no fuese anglosajona. La actuación de los japoamericanos del Regimiento 442º y la lealtad mostrada por el resto de la población de la isla durante la Segunda Guerra Mundial, hizo superar los temores y habilitaron a Hawaii para ser admitido como el estado número 50 (Alaska había sido reconocido como el Estado 49 pocos meses antes).
Fuentes y referencias:
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