martes, marzo 06, 2012

La roca detrás del genio, la mujer de piedra.

"Hace poco hemos terminado un trabajo muy importante que hará mundialmente famoso a mi marido". Cuando se le preguntaba a Mileva Maric por qué no firmaba los artículos que elaboraba junto a su esposo, su respuesta era: "Wir sind ein Stein!" (Somos Einstein), que en alemán significa "somos una piedra".

Mileva Maric y Albert Einstein se conocieron en la Universidad Politécnica de Zurich a finales del siglo XIX. Maric era la única mujer que estudiaba matemáticas y física en aquella universidad. En 1896 iniciaron una relación sentimental y Einstein estaba fascinado por la intensa colaboración intelectual que recibía de parte de su compañera serbia. A la única persona que disgustaba aquella relación era a la madre del genio, una alemana misógina y xenófoba, que nunca vio con buenos ojos a la serbia: “Ella es un libro igual que tú, pero lo que tú necesitas es una mujer. Cuando tengas 30 años, ella será una vieja bruja”.

Mileva Maric y Alberto Einstein a finales del siglo XIX

Como sea, la pareja estaba flechada porque ambos hablaban el mismo lenguaje: ella le dio clases de matemáticas (que nunca fueron el fuerte de Einstein), preparaban juntos sus exámenes y compartían el mismo interés por la ciencia y por la música. Einstein le escribió en 1900: “Estoy solo con todo el mundo, salvo contigo. Qué feliz soy por haberte encontrado a ti, alguien igual a mí en todos los aspectos, tan fuerte y autónoma como yo”.

En 1902, Einstein se trasladó a la ciudad de Berna, Suiza, donde consiguió empleo en una oficina de patentes. Tras cinco años de convivencia Albert y Mileva terminaron casándose a comienzos de 1903 y tuvieron su primer hijo al año siguiente. En sus ratos libres, Einstein desarrolló, entre otras cosas, la Teoría de la relatividad especial que habría de revolucionar la física moderna. Los frutos de su trabajo fueron publicados en 1905, en la -en aquel entonces- prestigiosa revista Annalen der Physik.

Un ejemplar de "Anales de la Física"

Cuando se le preguntaba a Mileva por qué no firmaba los artículos que elaboraba junto a su esposo, su respuesta era: "Wir sind ein Stein!" (Somos Einstein), que en alemán significa “somos una piedra”.

Esta es más o menos la historia oficial, la que todos sabemos; pero se puede ahondar un poco más en la vida privada del genio, en sus inicios y sobre todo, en la relación con su primera esposa.

Aunque Mileva fue una sobresaliente matemática, nunca terminó formalmente sus estudios, en cambio Albert pudo defender su tesis doctoral en 1905. Para 1908, Einstein consiguió finalmente un puesto de profesor en la Universidad de Berna. En cuanto a Mileva, el matrimonio la obligó a abandonar definitivamente la universidad y la física.

Existen varias cartas del noviazgo en las que Einstein debate con ella sus ideas de la relatividad e inclusive se refiere a “nuestra teoría” y le da un trato de colega. A partir de estas evidencias hay estudiosos que concluyen que las ideas fundamentales de la teoría de la relatividad fueron de Mileva Maric, quien no pudo continuar con su carrera puesto que se hizo cargo del cuidado de los hijos, uno con retraso mental, lo que desde luego le exigió más cuidados maternales. Incluso ahora se sabe que engendraron una niña en 1902, antes de casarse, de la cual se sabe muy poco, sólo que la entregaron en adopción.

Mientras ella cuidaba de sus hijos y renunciaba a la ciencia, Einstein desde su puesto académico tuvo el tiempo suficiente para concluir sus estudios y desde luego para desarrollar la teoría, de la que se sabe ahora, no todo el crédito era suyo. En esa pareja de físicos alguien tenía que cuidar a los niños, alguien tenía que lavar y preparar la comida; y ése fue el papel que Einstein y la sociedad patriarcal asignaron a Mileva, quien subordinó todas sus aspiraciones a los objetivos de su esposo y puso todos sus conocimientos a su servicio.

Mileva Maric y sus hijos, Albert y Eduardo

"Mi gran Albert ha llegado a ser célebre, físico respetado por los expertos que se entusiasman por él. Trabaja incansablemente en sus problemas. Puedo decir que sólo para eso vive. Tengo que admitir, no sin vergüenza, que para él somos secundarios y poco importantes", escribía Mileva a unos amigos. Einstein a su vez admitía: "Nuestra vida en común se ha vuelto imposible, hasta deprimente, aunque no sé decir por qué".

Con el paso del tiempo la relación se tornó disfuncional. Ella ya no le resultaba divertida y tampoco le aportaba nuevas ideas ni conocimientos. Las “Reglas de conducta” que Albert Einstein le impuso por escrito en 1914 son una cruda muestra de su autoritarismo y, a su vez, del machismo y violencia sicológica que ejerció en contra de Mileva:

“A. Te encargarás de que:
  1. mi ropa esté en orden,
  2. que se me sirvan tres comidas regulares al día en mi habitación,
  3. que mi dormitorio y mi estudio estén siempre en orden y que mi escritorio no sea tocado por nadie, excepto yo.
B. Renunciarás a tus relaciones personales conmigo, excepto cuando éstas se requieran por apariencias sociales. En especial no solicitarás que:
  1. me siente junto a ti en casa,
  2. que salga o viaje contigo.
C. Prometerás explícitamente observar los siguientes puntos cuanto estés en contacto conmigo:
  1. no deberás esperar ninguna muestra de afecto mía ni me reprocharás por ello,
  2. deberás responder de inmediato cuando te hable,
  3. deberás abandonar de inmediato el dormitorio o el estudio y sin protestar cuanto te lo diga.
D. Prometerás no denigrarme a los ojos de los niños, ya sea de palabra o de hecho.”

Con este tipo de imposiciones obviamente que las cosas no funcionarían nunca, por lo que los Einstein terminaron separándose en 1914. Einstein volvió a casarse en 1915 con una de sus primas, Elsa Einstein, quien también era divorciada y tenía dos hijas. Esta nueva relación marital fue como un necesario soplo de vida para el aún desconocido físico, ya que apenas un año después y con una inusual lucidez y energía dio a conocer su famosa Teoría General de la Relatividad.

Elsa Einstein, prima y segunda esposa del genio

Elsa fue la mujer sumisa que Einstein buscaba. En silencio y total sumisión supo mantenerse a prudente distancia, dedicada al hogar y facilitándole el trabajo de investigación. Su doméstica obediencia dio un paso más cuando aceptó organizarle la agenda y restringirle el número de visitantes que aspiraban hablar con él, a medida que crecía su fama.

De los hechos se desprende que Einstein nunca necesitó una esposa sino una secretaria, y que no quiso formar una pareja científica ni conceder crédito alguno en su teoría a su ex esposa Mileva. Quizá por eso, de alguna manera le pagó por su aporte, al otorgarle el dinero que ganó por el Premio Nobel de Física.

Un detalle bastante revelador aportado por la feminista alemana Senta Trömel-Plözt es que, cuando Albert y Mileva se separaron oficialmente en 1919, el documento del divorcio incluyó una cláusula de que, en caso de recibir Einstein algún premio por los artículos publicados en 1905 en los Annalen der Physik, debía entregárselo íntegramente a Mileva. ¿Tenía la esperanza Mileva que ese trabajo revolucionaría al mundo? ¿Cómo pudo saberlo si no fue parte del mismo? Fue en los años de su vida conjunta, hasta 1914, cuando nacieron las obras más importantes de Einstein, por lo que algunos creen que el papel de su mujer era significativo, sobre todo en matemáticas, materia en la que alguna vez brilló en su Facultad.

Mileva Maric

Y fue así que en 1921 Albert Einstein ganó el Nobel de Física por sus publicaciones de 1905, y un año después le entregó la totalidad del dinero del premio a su ex-esposa. Y también hay que decirlo: Einstein era un misógino empedernido. Estaba convencido de que “muy pocas mujeres son creativas. No enviaría a mi hija a estudiar física. Estoy contento de que mi segunda mujer no sepa nada de ciencia”. Decía también que “la ciencia agría a las mujeres”, de ahí la opinión que tenía de Marie Curie: “nunca ha escuchado cantar a los pájaros”. Aun así, dentro de ese machismo recalcitrante, fue quien acuñó la célebre frase: “¡Triste época la nuestra! Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio”.

Mileva vivió hasta el último de sus días en Zúrich, en un apartamento con vista a la facultad en la que estudiaron juntos. El piso fue comprado justamente con el dinero del Premio Nobel.

Sirva este pequeño retrato de Mileva Maric como homenaje a esas miles, millones de abnegadas esposas y madres, que han sacrificado sus sueños, carreras e ideales, porque el instinto maternal y el amor han sido más fuertes que el estatus. Feliz Día de la Mujer.

Fuentes y referencias:
1, 2, 3, 4, 5, 6,
7, 8, 9, 10

¿Fue útil o de tu agrado el artículo?

* Ahora también puedes seguirme en Twitter:

10 comentarios:

Amaya dijo...

Querido Carlos, vuelvo a tu casa después de un tiempo desconectada de la blogosfera, y lo hago para, una vez más, enterarme de una gran cantidad de curiosidades históricas acerca de un personaje de quien creía saber mucho.

Por ejemplo: no sabía que Einstein tuvo un hijo con discapacidad mental. Que paradoja, ¿verdad? Tampoco sabía que el (1er) matrimonio Einstein fue la versión alemana de los Curie. Pero, desde luego, lo que me ha dejado con la boca abierta es su carácter misógino, por no decir insoportable. Fue un genio, sí... pero que genio más intratable. xD

Unknown dijo...

Increíble Carlos, me alegra que el talento ecuatoriano esté llegando al mundo, te invito a pasarte por mi blog. http://eco7tech.blogspot.com y des tu opinión. Gracias.

Ana dijo...

¡Magnífico!. Me ha encantado. Un saludo desde tierras gallegas.

awacat.es dijo...

Un post muy apropiado, hoy le leo y no dejo de asombrarme de que todavía no haya cambiado la historia en cuánto al papel que tuvieron o tienen, algunas mujeres. Sobre todo las que están detrás de "un gran hombre". Papel para que yo no serviría.

Me ha encantado, Carlos. Saber estas cosas tendría que servir para abrir muchos ojos que hoy permanecen cerrados..

Un abrazo.

Larvaria dijo...

Me gustó mucho tu post, hasta el último comentario. La leyenda del instinto maternal, es eso, una leyenda. Las mujeres no se sacrifican por amor, eso quieren hacerles creer, se sacrifican porque por tradición las crían para eso y les meten en la cabeza que para eso sirven (así como a los hombres les meten en la cabeza que para eso no sirven)

Se sacrifican por la presión, no por el amor. Veámos si esta señora hubiera tenido una crianza un poquito distinta y como hubieran terminado las cosas.

VTacius dijo...

Lastimosamente Einstein no es para nada perfecto. Apoyaba el casi ciegamente el sionismo, que no muchos otros intelectuales judíos aprobaban.
Y por extraña razón, siempre tuvo una necesidad de conciliar a Dios en sus teorías. Habrá dos o tres frases en las que le menciona con fe ("El hombre encuentra a Dios detrás de cada puerta que la ciencia logra abrir."). Supongo que de no estarlo haciendo, habría avanzado un poquito más en sus obligaciones.

... Y que no era matemático. El punto es que como toda hombre que ha aportado algo a la humanidad, siempre habrá algo que no nos cuadre de él

tu anciana abuela dijo...

Ya estamos las mujeres en la fase de "La cabaña del tio tom": las mujeres son inteligentes, libres, capaces, multitarea...y ¡joe¡¡¡ iguales a los hombres¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡

Lo que tengo ganas es de llegar a la fase "black panther": las mujeres son. ¿pasa algo?

Anónimo dijo...

Genial. Lo compartimos en nuestro blog en wordpress:
http://conperspectivadegenero.wordpress.com/2012/06/26/114/

NEWJJESUS dijo...

NADA EQUIVOCADO ESTABA NEWJJESUS, EN DESDE SIEMPRE HABER PERCIBIDO QUE ALBERT EINSTEIN (CONSIDERADO EL MAYOR CIENTÍFICO DE TODOS LOS TIEMPOS), ERA EN REALIDAD UN HOMBRE LLENO DE DEFECTOS MENTALES Y ORGÁNICOS Q POCOS SERES PUEDEN TENER YA EN ESA PROPORCIÓN Y CLASE, PARA HABERSE CONVERTIDO EN UN MISERABLE DESPIADADO TIRANO MATRIMONIAL COMPLETAMENTE IGNORANTE É INCONSCIENTE DE LA INVALUABLE RIQUEZA CONSCIENTE ADQUIRIDA DE SU EXCEPCIONAL PRIMERA ESPOSA, CUAL IGNORADA BASE DE SU CAPACIDAD INTELECTUAL, AUNQUE EN MUCHO ESTUVIERA EQUIVOCADO, PERO EMBARGO LA MANIPULADA BURRADA HUMANA CIENTÍFICA COMO COMÚN ACOGIÓ SIN EMPACHO Y PREMIÓ SIN MERECIMIENTO, COMO HAY INFINIDAD DE CASOS DE LA EQUIVOCADA IGNORANTE CULTURA NEGATIVA IMPUESTA POR LEY DIVINA, QUE EN REALIDAD ES UNA FARSA, QUE PERFECTAMENTE SABE ESTE AUTOR, IGNORADO POR LO MISMO, Y QUIEN CON PLENA CONSCIENCIA Y PROBADOS RESPALDOS HA SIDO ÚNICO EN MUNDO A IMPUGNAR SUS TEORÍAS ADEMÁS AFIRMANDO Q FUE UN IGNORANTE, LO QUE CON ESTO QUE ERA DESCONOCIDO QUEDA MÁS QUE COMPROBADO, Y SE QUEDA CHICO A CUALQUIER NEGATIVA CUALIDAD Q SE LE CONSIDERE ATRIBUIR.

EINSTEIN IGNORANTE!
http://youtu.be/Y0CLmsj_WPk

canela988 dijo...

Hola, me ha encantado tu blog, he leído incluso sus comienzos donde cuentas sobre el libro que te han editado ¡Mi más sincera enhorabuena! La entrada sobre Mileva con tu permiso lo subo a mi blog que no tiene nada que ver con el tuyo pero la historia me encanta y las curiosidades también, así que con tu permiso te hare un poco de propaganda gratuita en agradecimiento a tan estupenda recopilación de datos.
Estas invitado a conocer mi rincón en esta inmensa urbe llamada web IMÁGENES PNG Y MUCHO MÁS
Recibe un cordial saludo desde Barcelona

 
Ir Arriba