En 1958, las relaciones entre Estados Unidos y América Latina habían alcanzado su punto más bajo en años. En la población se respiraba un ambiente anti imperialista ya que el sentimiento general era que a los EE.UU. sólo les importaba la Guerra Fría y combatir al comunismo, y que se habían deslindado de la realidad económica y política de este lado del continente. Los países latinoamericanos clamaban por una simple asistencia económica y no que les entreguen armas para combatir a la insurgencia. También cuestionaban el apoyo estadounidense a regímenes dictatoriales en América Latina simplemente porque eran anticomunistas. Por ejemplo, los EE.UU. le otorgaron la Medalla de la Legión de Mérito al dictador venezolano Marcos Pérez Jiménez en 1954, quien fue derrocado a inicios de 1958 por un golpe militar.
Bajo este ambiente caldeado el entonces vicepresidente Richard Nixon realizó una gira de buena voluntad por algunos países de América Latina entre abril y mayo de 1958. Desde su inicio la gira se tornó controversial, ya que mientras visitaba Perú y Uruguay, Nixon decidió participar en fuertes y agrios debates anti imperialistas organizados por grupos estudiantiles de extrema izquierda. En ambos países también se organizaron fuertes manifestaciones de protesta cuestionando su visita, pero fueron organizadas y no pasaron a mayores. Sin embargo en su visita a Venezuela la situación fue distinta y la cosa se puso color de hormiga.
Apenas unos meses atrás, los venezolanos habían derrocado al dictador que fue condecorado por los Estados Unidos y el ambiente se mostraba poco propicio para una visita norteamericana. También la prensa informaba acerca de los disturbios y del rechazo del que había sido objeto Nixon en las naciones vecinas. Así pues de esta manera, ni el Servicio Secreto estadounidense ni la Casa Blanca supieron leer la situación ni darse cuenta de que continuar la gira del vicepresidente no era oportuno, y decidieron continuar con la siguiente escala que era Caracas.
Los incidentes se registraron desde su llegada a suelo venezolano el 13 de mayo de 1958. En el aeropuerto de Maiquetía mientras se entonaba el himno nacional de Estados Unidos y se escuchaba el saludo de los 21 cañonazos, una multitud –en su mayoría estudiantes- gritaba consignas en contra y mostraba a Nixon una gran tela blanca que decía “Fuera, Nixon”. El confundido vicepresidente tuvo el desatino de intentar acercarse a la muchedumbre a saludar, pero eso caldeó los ánimos y recibió una lluvia de escupitajos.
La caravana de Nixon salió del aeropuerto para hacer un recorrido por la capital y debido a la mala organización poco después fue detenida por el tráfico de Caracas, donde la limosina fue rodeada por un grupo de manifestantes violentos que atacaron la caravana y arrancaron las banderas de EEUU y Venezuela que adornaban el auto oficial.
Los furiosos atacantes golpearon las puertas y ventanas del auto con tubos de plomo, mientras otros les lanzaban piedras, huevos y tomates. El ataque fue tan intenso que estallaron los vidrios de seguridad y una esquirla impactó a Nixon en el rostro. En el interior del vehículo, agentes del Servicio Secreto se abalanzaron sobre el vicepresidente y sacaron sus armas. Milagrosamente en medio de la confusión, el chofer pudo acelerar y pudieron escapar evitando una tragedia.
La escolta policial venezolana parecía temerosa a enfrentarse contra los airados civiles, puesto que ya habían sido víctimas de violentas turbas en meses anteriores cuando los ciudadanos se amotinaron y derrocaron al dictador pro-norteamericano Marcos Pérez Jiménez. Los uniformados solo detuvieron a un estudiante que se acostó en medio de la vía para que el auto de Nixon no pudiera avanzar, pero evitaron enfrentarse al grupo que trataba de volcar la limosina.
Las manifestaciones básicamente tenían como objetivo evitar que Nixon fuera a colocar una ofrenda floral en la tumba de Simón Bolívar, como estaba planificado en el itinerario. A Richard Nixon no le quedó otra alternativa que refugiarse en la Embajada de los EE.UU. y fueron suspendidos todos los actos oficiales que estaban programados.
Las manifestaciones básicamente tenían como objetivo evitar que Nixon fuera a colocar una ofrenda floral en la tumba de Simón Bolívar, como estaba planificado en el itinerario. A Richard Nixon no le quedó otra alternativa que refugiarse en la Embajada de los EE.UU. y fueron suspendidos todos los actos oficiales que estaban programados.
Al enterarse de la agresión, funcionarios de la embajada de EEUU telefonearon al Presidente Eisenhower para informarle de los incidentes y este ordenó inmediatamente la movilización de un escuadrón naval de la 4ta flota del Pacífico hacia la costa venezolana para utilizarlo sólo en caso de que el vicepresidente tuviera problemas para abandonar el país y debiera ser evacuado en helicóptero hacia un barco. Sin embargo al día siguiente, personal militar venezolano escoltó a Nixon y a su esposa Pat hasta el aeropuerto en una limosina blindada, su salida del país no registró inconvenientes.
Los disturbios en Caracas fueron una llamada de atención a los funcionarios de Estados Unidos, alertándolos del deterioro de sus relaciones con América Latina. En los siguientes meses los EE.UU. aumentaron tanto su asistencia militar como económica a la región, sin embargo, no fue hasta que Fidel Castro llegó al poder a Cuba en 1959 que los Estados Unidos realmente se dieron cuenta de la magnitud del descontento y la rebeldía en América Latina.
Los disturbios en Caracas fueron una llamada de atención a los funcionarios de Estados Unidos, alertándolos del deterioro de sus relaciones con América Latina. En los siguientes meses los EE.UU. aumentaron tanto su asistencia militar como económica a la región, sin embargo, no fue hasta que Fidel Castro llegó al poder a Cuba en 1959 que los Estados Unidos realmente se dieron cuenta de la magnitud del descontento y la rebeldía en América Latina.
Fuentes y referencias:
1, 2, 3, 4, 5, 6, 7
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7 comentarios:
No tenía ni idea.
Aquel día debió pasarlas canutas.
Saludos.
Y tan canutas como ha dicho más arriba :(
Besitos Carlos muuuacksssss!!!
Hola Carlos:
Difícil resulta imaginar en nuestros días la preparación de una visita de esa envergadura, con tan poco resguardo.
Saludos australes.
Eso es así como lo registras. Fue algo que sin duda nos averguenza como venezolanos, pero, sin justificar lo injustificable, hay que reconocer que Washinton siempre ha tenido a América Latina como su "patio trasero"
Pero como te digo una cosa, te digo la otra. Pocos años despues vino a Venezuela el presidente kennedy y la situación fue totalmente distinta, sobre todo por el calor humano de las clases populares, no solo en Caracas sino en la provincia. No sé hasta cuánto influyó en ello el plan demócrata de la ALIANZA PARA EL PROGRESO que era una forma de respaldar a los gobiernos y desarrollos agroindustriales potenciales de América Latina
Hablo sin conocimiento directo de causa, claro, pero... al leer tu entrada me viene a la cabeza ese famoso "¡Eres un burro, Mr. Danger, eres un borracho, Dr. Danger!" con el que el Sr. Hugo Chávez espetaba al Sr. George W. Bush y pienso... las cosas no han cambiado demasiado. ¿O sí?
Creo que aun hoy día no se han dado cuenta de la magnitud del problema en la región.
Extraordinario, como siempre, amigo Carlos
En efecto Amaya...La soberbia rastrera y la grosería ramplona no son algo que pasa con los años, y el ejemplo que mencionas es más que elocuente.
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