jueves, mayo 06, 2010

Jack Johnson, la pesadilla de los blancos

Cuando la esclavitud apenas acababa de ser abolida en Norteamérica, en algunos estados del sur todavía se tenía la costumbre de organizar los famosos "battle royal", donde se ponía de cuatro a seis jóvenes negros con los ojos vendados dentro de un cuadrilátero para que peleen entre sí, y el último en quedar en pie era considerado el ganador, a quien premiaban con unas pocas monedas. Fue en este tipo de humillantes peleas donde se curtió Jack Johnson, quien fue el primer campeón mundial de boxeo de raza negra en los Estados Unidos. Su historia es muy singular y está marcada por el racismo, la persecución y la intolerancia que vivía ese país a inicios del siglo pasado.

Jack Johnson en 1897, cuando aspiraba ser boxeador profesional

Jack Johnson fue hijo de ex esclavos y nació en Galveston, Texas el 31 de marzo de 1878. A los 12 años decidió irse de su casa, y viajando como polizón en trenes y vapores logró llegar hasta la ciudad de Nueva York, donde trabajó como estibador en los muelles rodeado de hombres duros y pendencieros mucho mayores que él, de los cuales aprendió defenderse a punta de golpes.

Volvió a su ciudad natal convertido en un hombre duro, y un día por defender a su hermana de un acosador, propinó tal paliza a ese pobre hombre, que le hizo ganar el respeto de todo el barrio. Se dio cuenta que en Galveston no tenía más futuro que ser mozo de establo así que decidió aprovechar su talento y convertirse en boxeador.
Al poco tiempo estuvo participando otra vez en los battle royal para poder sobrevivir, hasta que en 1897 se le presentó la oportunidad de debutar profesionalmente contra Joe Choynsky, boxeador veterano a punto de retirarse, pero con suficiente experiencia como para derrotar al novato en el tercer asalto. Al final de la pelea ambos boxeadores fueron apresados por los Rangers de Texas, debido a que ese estado tenía una ley anti boxeo. En la cárcel, Choynsky le enseñó algunos secretos de este deporte a Johnson, los cuales le serían muy útiles en el futuro.


A inicios del siglo XX Johnson se encontraba entre los mejores boxeadores de su categoría, pero nunca un boxeador negro había disputado el título de los pesos pesados, es más, las diferencias raciales todavía eran tan marcadas, que estaba fresco el recuerdo del último campeón, John Sullivan cuando se negó a pelear con un retador negro diciendo: "nunca boxearé con un negro, nunca lo he hecho y nunca lo haré", y el campeón de aquella época, Jim Jeffries, esgrimió el mismo argumento de Sullivan para rechazar a Johnson.
Tras retirarse Jeffries, Marvin Hart ganó el título vacante y lo perdió en 1906 ante el canadiense Tommy Burns, Jack Johnson no lo pensó dos veces y decidió provocarlo.
Tommy Burns defendió su corona en varios países y nuestro protagonista lo fue siguiendo por todo el mundo, peleando en los mismos lugares donde el canadiense defendía su título. Lo siguió por Irlanda, Francia y Australia, sentándose en primera fila para hacerse notar y que le diese una oportunidad. Sería en Australia, después de defender su título en Sídney, donde Burns anunció que le daría una oportunidad a Johnson pero con dos condiciones: el cobraría $ 35000 mientras que Johnson sólo $ 5000, y su propio manager sería el árbitro. Finalmente, para que se vea más legal y asista mucho público, decidió cambiarse de árbitro. Johnson aceptó porque estaba convencido de que podía ganarle.
El promotor construyó un recinto con gradas de madera en Sídney. El combate tuvo lugar el 26 de diciembre de 1908 y Johnson lo ganó con mucha claridad. Mientras golpeaba al canadiense lo humillaba diciéndole: “Vamos Tommy ¿no sabes golpear más fuerte?”, mientras el rostro del campeón estaba bañado en sangre. Por fin, con un potente cruzado de derecha, el canadiense cayó en el 14º asalto. Era tan fuerte la humillación que estaba recibiendo el púgil blanco que la policía de Sídney ordenó a quienes rodaban la pelea, que parasen la filmación para que no queden registros del bochorno. De esta forma Jack Johnson se convertía en el primer Campeón Mundial de raza negra en la categoría de los pesados.


El carácter de Johnson era bastante particular, y a su regreso a los Estados Unidos comenzó a hacer cosas que llamaban la atención y que irritaban a los blancos racistas de ese entonces.
Era muy arrogante en las entrevistas y cuando los periodistas blancos lo visitaban en el gimnasio donde entrenaba, le gustaba presumir delante de ellos, se envolvía el pene en gasa y se ponía un calzón muy ceñido. No tenía reparos en decir que solo le gustaban las mujeres blancas y para colmo, tenía un auto en el cual conducía a gran velocidad por las carreteras, lo que dio lugar a que los muchos racistas de ese entonces dijeran que "era un negro que se comportaba como blanco". A toda costa querían buscar un boxeador caucásico que se convirtiera en la esperanza blanca para arrebatarle el título.
El primero que lo intentó fue Stanley Ketchel, que era el campeón mundial de peso medio, y que estaba considerado uno de los mejores de la historia. Tanto el uno como el otro tenían fama de mujeriegos, pero Johnson no sólo que frecuentaba mujeres blancas, sino que para entonces ya había estado casado con dos de ellas.
El combate fue en California el 16 de octubre de 1909 y los aficionados blancos creían que el aspirante podría derrotar a Johnson. No fue así, pues la pelea fue demasiado fácil para el púgil negro, que no golpeaba a fondo a su rival porque quería hacerlo ver ridículo, hasta que en el 12º asalto le lanzó un derechazo a la mandíbula que lo tumbó a la lona. El golpe fue tan fuerte que algunos dientes de Ketchel quedaron en la lona y pueden verse en la cinta que recoge la pelea.
Los blancos estaban desesperados por conseguir un boxeador que pudiera derrotar a ese "negro insolente y advenedizo" que seguía siendo campeón mundial y que ahora se había casado con una tercera mujer blanca.
Aparte de su color, la conducta de Johnson en aquella época era escandalosa, el periodismo clamaba porque apareciera un boxeador blanco que le quitara la corona, y esto llegó a agitar a los aficionados. Hubo mucha presión popular para que el ex campeón blanco Jim Jeffries -quien durante su reinado le negó la oportunidad a Johnson por ser negro- volviera a pelear. Hasta el Senado de Washington hizo una petición para que Jeffries volviese a los cuadriláteros y pueda arrebatarle el título a Johnson.
La popular Collier's Magazine declaraba que la superioridad de Jeffries era aplastante al lado de la de Johnson, a fin de cuentas:
“El hombre blanco tiene detrás 30 siglos de tradición: todos los esfuerzos supremos, los inventos y las conquistas, Bunker Hill y las Termópilas, Hastings y Aghcourt”.
La América blanca estaba tan convencida y necesitada del triunfo del rival blanco que hubo artistas que compusieron canciones alabando a Jeffries y menospreciando al campeón.
Pero el púgil blanco no quería pelear con Johnson, llevaba seis años alejado de los cuadriláteros de donde se había retirado como campeón invicto. Los promotores de boxeo más importantes se reunieron con los dos púgiles en un hotel de Nueva York y les llevaron $ 100000 para convencerlos. Al final quedó pacta a la pelea para el 4 de julio de 1910 a realizarse en Nevada, luego de que varios estados se negaron por temor a los disturbios raciales. Fue llamada "La pelea del siglo".
El día de la pelea hubo tumultos y manifestaciones, grupos religiosos y de extrema derecha pedían con pancartas la prohibición del boxeo, cuando nunca antes se habían quejado hasta que pareció un negro.
Antes de ingresar al recinto, el público era registrado para requisarles armas, y de hecho muchas fueron confiscadas en el guardarropa. Al subir Johnson al cuadrilátero, la gente empezó a gritar “¡Muerte al negro, muerte al negro...!”, y la orquesta, que debía tocar el himno nacional, interpretó en su lugar: “All coons look alike to me”.
Las apuestas estaban diez a seis a favor del blanco, que incluso tenía al último campeón mundial de los pesos pesados sin guantes, John L. Sullivan, para que trabajara en su esquina del ring.

Johnson vs. Jeffries en "La Pelea del Siglo"

Johnson dominó todo el combate y el retador blanco fue un autentico pelele en manos del boxeador afroamericano que no paraba de golpearlo, mientras los 16000 espectadores pedían al árbitro que parase la pelea, hasta que en 15º asalto un gancho de izquierda obligó a la esquina de Jeffries a tirar la toalla. Johnson vencía a por KO técnico mientras su contrincante se agarraba a una de las cuerdas para intentar levantarse.

Jeffries en la lona mientras Johnson retenía el título

En todo el país estallaron disturbios raciales y hubo motines callejeros en diferentes estados. Hasta el asesinato de Martín Luther King en 1968 no hubo tal rebrote de violencia racial, y en algunos estados se llegaron a prohibir las películas con los combates del campeón negro.
Después de cientos de heridos, personas arrestadas y algunos muertos que hubo tras la victoria de Johnson, se inició una campaña de acoso contra el campeón. Fue arrestado e interrogado en numerosas ocasiones por vulnerar la 'ley Mann' sobre el tráfico de mujeres. Dicha ley impedía a un hombre llevarse una mujer a otro estado con propósitos inmorales, y prohibía viajar con alguna mujer a no ser que estuvieras casado con ella. También hubo quien le acusó de tener relaciones con menores de edad. Su nueva esposa no pudo aguantar la presión y acabó suicidándose.
Jack Johnson estuvo dos años sin poder defender el título porque ningún estado se lo permitió por miedo a que se volvieran a ver más disturbios. La cosa cambió cuando un grupo de empresarios de Las Vegas -que entonces no era más que un pueblo ganadero de Nevada- le hizo una oferta para que defendiera su corona contra Jim Flynn, apodado “Fogonero” por su antiguo oficio. Johnson que acababa de abrir un club nocturno en Chicago y necesitaba dinero, no lo pensó dos veces y aceptó la oferta de 30000 dólares.
El enfrentamiento fue el 4 de julio de 1912, y un día antes, Johnson recibió un telegrama del Ku Klux Klan diciéndole que si no se dejaba ganar lo colgarían. Johnson no hizo ningún caso a las amenazas del Klan y ganó sin problemas a Flynn.
Para ese entonces, Johnson tenía una nueva novia de raza blanca llamada Lucille Cameron, cuya madre acusó al boxeador de secuestro. Antes de que la policía lo arreste, contrajeron matrimonio, pero la acusación consiguió que una ex novia -blanca por supuesto-, motivada por los celos declarara contra él, aplicando la 'ley Mann'. Johnson fue declarado culpable y condenado a un año de cárcel y a pagar una multa de $ 1000. Antes de que lo apresen Jack decidió huir junto a su nueva esposa a Europa, haciéndose pasar por un jugador de béisbol de la liga negra que salía de gira.
En Europa realizó algunas presentaciones de exhibición en Londres y París, y también defendió su título contra el boxeador negro Jim Johnson, siendo esta la primera vez que dos púgiles de color competían por la corona. Jack conservó el título y seguía convirtiéndose en una leyenda.
Cuando estalló la Primera Guerra Mundial decidió dejar Europa y se fue para la Argentina donde siguió ofreciendo peleas de exhibición por las que le pagaban muy bien.
En 1915 se recibió una oferta muy tentadora por parte del promotor Jack Curley, quien le ofrecía un trato con la justicia para que Johnson pudiera volver a los Estados Unidos sin ir a la cárcel, pero tenía que dejarse ganar para que hubiese un campeón de raza blanca. Jack aceptó el trato sólo porque quería volver a su país para visitar a su anciana madre, a quien siempre estuvo muy ligado.

Combate en La Habana donde se dejó ganar

La pelea se llevó a cabo el 5 de abril de 1915 en La Habana, Cuba contra Jess Willard, y el trato era que Johnson debía dejarse ganar en el 10º asalto después de que le hubieran pagado a su esposa, quien le haría una señal luego de haber recibido el dinero, pero el combate se alargó durante 25 asaltos, que fue cuando recibió la señal de su esposa, porque esperaron recaudar toda la taquilla antes de pagarle. Por primera vez Johnson perdía el título máximo del boxeo, pero ya sabemos cual fue el motivo.
Lastimosamente después se enteró que todo fue una farsa del promotor boxístico, y que nunca había hecho un trato con la justicia de su país, al que no pudo volver, por lo que decidió regresar a Europa.


Paseó toda su fama y calidad por los cuadriláteros de Inglaterra y España, donde hasta llegó a protagonizar una película representándose a sí mismo. Luego regresó a América, a México donde se puso un bar y finalmente decidió volver a su país para saldar su cuenta con la justicia y acabó cumpliendo una condena de nueve meses en la prisión de Leavenworth en 1921. Cuando Jack salió de la cárcel siguió boxeando, pero ya no en la élite porque nunca más le dieron oportunidad de disputar el título.
De hecho, después de que Johnson se dejó ganar y perdió el título, no se le volvió a dar oportunidad a ningún boxeador negro de pelear por la corona hasta 1937, en que permitieron pelear a Joe Luis con Jim Braddok, y nuevamente comenzó el dominio de los púgiles negros hasta nuestros días, salvo un breve paréntesis de Rocky Marciano.

Es increíble ver ahora, hasta qué punto llegaba el racismo en aquella época. Por ejemplo, antes de concederle una pelea por el título a Joe Luis, le hicieron firmar un documento con ciertas cláusulas a las que se comprometía el caso de llegar a ser campeón:

1º - No permitir jamás que le fotografíen junto a una mujer blanca
2º - No ir nunca solo a los clubes nocturnos
3º - No adoptar posturas arrogantes ante un rival blanco, ni hablar despectivamente de él antes o después del combate
4º - Mantener una actitud pasiva ante las cámaras
5º - Debía llevar una vida ordenada

Jack Johnson murió el 10 de junio de 1946 en un lamentable accidente de tránsito cuando tenía 68 años de edad. Fue el único campeón de los pesos pesados que no fue recibido en la Casa Blanca como era la costumbre.
Como última curiosidad de Johnson, les cuento que mientras cumplía su condena en la cárcel patentó la llave inglesa; ideó esta herramienta cuando ayudaba en el mantenimiento de tuberías en la prisión.

Fuentes:
History Confidential, Towanda, Exapamicron, Moonstomper

11 comentarios:

TORO SALVAJE dijo...

El sueño americano, si....
Menudo sueño.

Saludos.

esteban lob dijo...

Hola Carlos:

Parece una gran novela. Lamentablemente la vida de aquel deportista heroico...no fue ficción.

Un abrazo.

3rn3st0 dijo...

Carlos, aún cuando te leo asiduamente tengo mucho, muchísimo tiempo sin hacer ningún comentario. Hoy, lamentablemente, no te escribo respecto a tus posts, sino para pedirte algo.

He notado que desde hace ya algún tiempo, dispones de una barra de herramientas que se mantiene al pie de la página desde donde se tiene acceso a unas cuantas utilidades que me parecen bien prácticas. Disculpando mi falta de delicadeza, quisiera que me dijeras de donde la sacaste para implementarla en mi blog.

De antemano, muchísimas gracias y nuevamente te reitero mis disculpas por no comentarte.

Saludos desde Venezuela :-)

GABU dijo...

Amèn de que el boxeo es una pràctica demasiado cruel y cuyas secuelas son realmente patèticas,aquì en Argentina somos adoradores!!!
No me extraña que haya pisado estas tierras y que le resultase fructìfero...

P.D.:Ademàs era un inventor de primera,eh??

BESITOS FUERTÌSIMO
Y gracias por tus mimos contantes,mi alma se reconforta muchìsimo amigo... ;)

Belén dijo...

La verdad es que esta gente la admiro... porque fueron capaces de devolver a una raza esclavizada el orgullo de ser negro :)

Besicos

Unknown dijo...

Estados Unidos, incios del siglo XX... ¿civilización?...
Muy interesante historia, gracias. ¿Tienes por ahí una de gángsters?
En cuanto a lo de la llave inglesa... a lo mejor ya la utilizaban en Europa desde antes (llave inglesa, llave francesa, llave sueca).
Cordiales saludos,
Galo

Unknown dijo...

Estados Unidos, incios del siglo XX... ¿civilización?...
Muy interesante historia, gracias. ¿Tienes por ahí una de gángsters?
En cuanto a lo de la llave inglesa... a lo mejor ya la utilizaban en Europa desde antes (llave inglesa, llave francesa, llave sueca).
Cordiales saludos,
Galo

Alí Reyes dijo...

Estaba arrobado con el artículo...pero cuando llegaste a lo de la llave inglesa...quedé noquea'o

Anónimo dijo...

Carlos se me hizo un nudo en la garganta, mi padre amaba el box, y coleccionaba llaves, aun mi madre conserva sus cajas de herramientas, estoy segura que esta historia aunque trágica, le huebiera encantado.

Mil besos mi adorado Carlos.

Amorexia. dijo...

El szer humano siempre prejuicioso se ha atado siempre a la religión y las buenas costumbres para la inmoralidad colectiva.

hoy vemos como los prejuicios raciales y xenófobos siguen existindo y siguen disfrazados de dogma y moral, todos esbozan buenas razones cuando de denigrar y desacreditar a un grupo se trata, hoy lo vemos entre ignorantes presidentes de sudamerica que dicen que comer pollo produce homosexualidad, en el Vaticano que defiende sus crimenes inmorales diciendo que la homosexualidad es la culpable de la pedofilia... en fin, la historia es ciclica, hoy habrá por ahi muchos héroes luchando contra esas fronteras que el hombre impone.

Deshora.

Gabiprog dijo...

La sociedad se vuelve más mezquina cuando alguien hace peligrar sus cimientos más miserables.

Vaya con la patente!

 
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