La Enmienda Miranda

“Tiene el derecho a guardar silencio. Cualquier cosa que usted diga puede ser usada en su contra en un tribunal de justicia. Tiene el derecho de hablar con su abogado y de tener un abogado presente durante cualquier interrogatorio.
Si no puede pagar un abogado, el Estado le proporcionará uno gratuitamente.”

Todos hemos escuchado estas frases cuando vemos un arresto en series o películas norteamericanas, ya que es el procedimiento legal bajo el cual se debe actuar. Pero no siempre los arrestos se daban de esta manera, y el responsable para esta reforma fue un tristemente célebre latino.


Corría el año de 1966 en Phoenix, Arizona, cuando Ernesto Miranda, un joven indigente de 23 años fue arrestado por el robo a mano armada de un banco. Mientras estaba en custodia, fue sometido a extensos interrogatorios por la policia ya que también era sospechoso del rapto y violación de una joven de 18 años.
Miranda terminó confesándolo todo y firmó un texto escrito bajo presión policial reconociendo haber cometido los crimenes que se le imputaban.
El tipo fue condenado por el robo a mano armada, pero sus abogados apelaron el caso basándose en que Miranda no sabía que le asistía el derecho a "no autoincriminarse".

El caso adquirió notoriedad pública y fue llevado hasta la Corte Suprema, que en un fallo histórico anuló la sentencia original declarando inadmisible que se condenara a una persona basándose sólo en lo que ésta diga durante el arresto y sin que previamente se le hubiere informado de sus derechos constitucionales: guardar silencio, que cualquier cosa que manifestara podría ser utilizada en su contra y que tenía derecho a solicitar asistencia legal.
Esta decisión de la Corte Suprema estableció desde entonces el ritual obligatorio que deben seguir todos los agentes y policías, haciéndole conocer sus derechos al detenido, delante de testigos y que se conoce como "La Enmienda Miranda".
Esta decisión motivó airadas protestas por parte de la policía y agentes de la ley ya que según decían, era una traba burocrática para encarcelar a los criminales. En cambio, para los partidarios de la reforma, esta enmienda era una garantía en contra del abuso policial.
La nueva ley vino a cambiar drásticamente la forma en que la policía estaba acostumbrada a manejar a los detenidos por delitos. Antes de cuestionar a cualquier sospechoso que ha sido arrestado deben recitarle o leerle "las advertencias de Miranda".

Ernesto Miranda

La condena de Ernesto Miranda fue anulada, pero igual fue juzgado más tarde ya que los fiscales presentaron otras pruebas aparte de su primera confesión. Fue condenado a 11 años de prisión, y salió en libertad condicional en 1972.
A la edad de 34 años, Miranda fue apuñalado y asesinado mientras participaba en una riña dentro de un bar.
Irónicamente el único sospechoso de la muerte de Miranda ejerció su derecho a guardar silencio. Al poco tiempo fue puesto en libertad por falta de pruebas.

Fuentes:
About, Time