"Las aventuras de Robinson Crusoe" debe ser uno de los primeros libros que leí. Hace poco tiempo volví a leerlo pero motivado por el morbo aquel de que Daniel Defoe, su autor, verdaderamente se inspiró en las peripecias de dos náufragos –un escocés y un español- de siglos distintos para escribir su conocido libro.
El primero de ellos fue un marino español que se sobrevivió a un naufragio en el Caribe en 1526 y que pasó ocho años aislado del mundo en un islote, hasta que un barco que pasaba por allí lo rescató.
Este señor se llamaba Pedro Serrano, y su historia fue relatada años después por el historiador Garcilaso de la Vega causando gran conmoción en aquella época.
Más que una historia curiosa, es un testimonio crudo de cómo era el carácter de los españoles del siglo XVI y de las peripecias que tuvieron que superar en este continente.
Para 1526 América todavía era una tierra inhóspita y los barcos españoles cruzaban el mar Caribe de un lado a otro. Desde Cuba se enviaban barcos a toda la región, pero los mapas solo tenían registradas algunas costas y unas pocas rutas seguras. Uno de aquellos barcos fue una ligera goleta de exploración, que partió desde La Habana con destino a Santa Marta en Colombia, bajo el mando del capitán Pedro Serrano.
Navegando en medio del mar Caribe, les sorprende una gran tormenta y la pequeña nave zozobra. Los tripulantes luchan con todas sus fuerzas pero el mar se los traga. Sólo tres hombres logran sobrevivir. Entre ellos, Pedro Serrano.
Nadando logran llegar a un banco de arena, un atolón que no figuraba en ningún mapa. El lugar era un infierno desolado de 50 kilómetros de largo por 13 de ancho, sólo tenían arena y sol, casi nada de vegetación y no encontraron ninguna fuente de agua dulce.
Estos tres hombres sobrevivieron, pero quedaron aislados en una cárcel natural donde solo podían esperar morir de hambre o de sed. No tenían idea de dónde estaban. No sabían cómo alimentarse. Tampoco sabían si algún barco volvería a pasar pronto por allí.
De los tres náufragos, uno murió a causa de insolación a los pocos días. Serrano, asustado por la muerte de su amigo, decidió que iba a sobrevivir y se dispuso a aprovechar al máximo los pocos recursos que aquella isla le ofrecía.
El historiador Garcilaso de la Vega, lo relata de esta manera:
“Luego que amaneció volvió a pasear la isla, que es despoblada; halló algún marisco que salía de la mar, como son cangrejos, camarones y otras sabandijas, de las cuales cogió las que pudo y se las comió crudas, porque no había candela donde asarlas o cocerlas. Así se entretuvo hasta que vio salir tortugas; viéndolas lejos de la mar, arremetió con una de ellas y la volvió de espaldas; lo mismo hizo de todas las que pudo, que para volverse a enderezar son torpes; y sacando un cuchillo que de ordinario solía traer en la cinta, la degolló y bebió la sangre en lugar de agua. Lo mismo hizo de las demás; la carne puso al sol para comerla hecha tasajos, y para desembarazar las conchas para coger agua en ellas de la llovediza, porque toda aquella región, como es notorio, es muy lluviosa”
Aprendieron a utilizar lo que les ofrecía la naturaleza. Reunieron caparazones de tortugas para recolectar el agua de las intensas lluvias, y también pudieron recuperar algunos trozos de madera del naufragio que los pusieron a secar. Para protegerse del ardiente sol tropical y de los fuertes vientos, a falta de árboles, recolectaron rocas, conchas y corales, y construyeron una especie de refugio. Pudieron hacer fuego golpeando piedras y a falta de vegetación, utilizaron jirones de su ropa como yesca.
Cierto día, después de varios meses de penurias, divisaron una pequeña embarcación y el corazón les estallaba de alegría. Venían hacia su islote!
Lastimosamente eran dos hombres que también acababan de sobrevivir a otro naufragio. No venían a rescatarlos.
El compañero de Serrano partió en ese bote con uno de ellos, en la esperanza de llegar a las costas de Nicaragua y volver con ayuda. Ambos se perdieron para siempre, nunca se volvió a saber de ellos. Pedro Serrano se quedó con el otro recién llegado.
Cada día en el islote era es una lucha por la supervivencia. Sólo tenían la madera que llegaba arrastrada por las olas, producto de otros naufragios. Con esa madera, después de secarla mantenían una pequeña fogata, pero la dosifican al máximo, ya que aparte de utilizarla para asar la carne de las tortugas y los moluscos, debía servir para hacer señales de humo en caso de que avistaran algún barco.
Pasaron por muchas decepciones, cuando muy de vez en cuando divisaban algún barco español en el horizonte, pero ninguno los veía a ellos. Y así, entre privaciones y frustraciones, pasaban los días, semanas y meses.
Ya llevaban aislados del mundo ocho años, hasta que cierto día, por fin un barco logró divisar sus señales de humo.
“Durante años vieron pasar algunos navíos y hacían sus ahumadas, mas no les aprovechaba, por lo cual ellos se quedaban tan desconsolados, que no les faltaba sino morir. Pero al cabo de este largo tiempo acertó a pasar un navío tan cerca de ellos que vio la ahumada y les echó el batel para recogerlos. Así los llevaron al navío donde admiraron a cuantos los vieron y oyeron sus trabajos pasados. El compañero murió en la mar viniendo a España”En efecto, el compañero de Serrano murió a bordo y no pudo llegar a tierra firme. Era 1534 y su historia dio la vuelta a España, que en aquel tiempo era como decir que dio la vuelta al mundo.
Tanto impresionó su hazaña, que las autoridades le dieron audiencia para ir donde el Rey de aquel entonces, para que Serrano se la contara personalmente. El náufrago se presentó en la corte imperial con el pelo y la barba tal como fue rescatado, para dar mayor veracidad a su historia.
Pedro se convirtió en un hombre muy famoso y llegó a codearse con las altas esferas y la nobleza, a quienes deleitaba con sus relatos. Después fue recompensado por la Corona y decidió irse a vivir a Panamá. Allí terminaría sus días. Así lo cuenta el historiador Garcilaso:
“Algunos señores le dieron ayuda de costas para el camino y la majestad imperial, habiéndole visto y oído, le hizo merced de cuatro mil pesos de renta. Yendo a gozarlos murió en Panamá, que no llegó a verlos"
Antes de fallecer, Pedro Serrano también dejó constancia de las penalidades sufridas en la compañía del otro náufrago. Su relato se encuentra en el Archivo General de Indias, en Sevilla.
Hoy en día ese atolón, se llama Isla Serrana, o Serrana Bank, en su honor y se encuentra a unas 220 millas náuticas (360 kms) al este de la costa de Nicaragua.
En 1962 este islote fue utilizado por los norteamericanos para montar una base militar durante la crisis de los misiles con Cuba.
Fuentes:
Mgar.net, El Manifiesto, Libertalia, Wikipedia
30 comentarios:
Siempre me ha gustado mucho la história de Robinson. Gracias por recordármela.
Muuuuuuuuacks!
Que tenacidad.
8 años es mucho tiempo.
Alucino.
Saludos.
El espíritu de sobrevivencia
Es impresionante..ocho años!!!
Buena historia Carlos!!!
Besotes grandes
Gizz
Que buena historia man...realemnte hay que tenerlos bien templados apra no volverse loco en un islote por 8 años...esa es la supervivencia humana...
Gracias por regalarnos conocimientos hstoricos poco difundidos..
una abrazo Man...
A veces pienso que nuestro intrìnseco instinto de supervivencia no serà lo suficientemente tenaz a la hora de toparse con hazañas como estas...
P.D.:Aunque hay mucho de azar en el intento de seguir con vida en circunstancias asì,no??
Pensar que màs de una vez yo quisiera huir a un islote como ROBINSON... :S
BESITOS AVENTUREROS :)
Igual que siempre muy interesante tu historia, me gusto y era información que no tenía, gracias.
Un abrazo
La verdad que no tenia la menor idea de los datos que aportas acá, que bien, saber un poco mas, pero que aguante mi querido.
Un gran abrazo.
OCHO AÑOS??????????????????
me vienen a la cabeza mil ideas Carlitos!!!... mil palabras, mil afirmaciones...
se me ocurre que una persona que decida vivir asi, se merece morir en paz en algun lugar del mundo, merece un minuto de fama y gloria y despues mucha tranquilidad!!!!
porque la experiencia nos da eso... nos da paz!!!
=) Besaso Rey!!!
Y tiene algún hotel?? ja ja ja
Un abrazo
Buf, qué historia tío... la verdad es que lo que mas miedo me da es la soledad...
Besicos
Si uno mira bien, hay veces en que uno se siente como si estuviera como Serrano, en una isla aislada (valga la redundancia), en medio de tanta gente, que nos ignora o en medio de sistemas opresores, que nos ponen en situación de extremar la astucia, la paciencia, la inventiva, para SOBREVIVIR, en este mundo tan injusto...
Y... se piensa a veces en hacer 'señales de humo' a ver si alguien se asoma... pero nada.. por años, uno se banca en la soledad y el aislamiento de la marginación (social, económica, familiar...etc, etc)...
...Pero, al final, los que cuentan el cuento, tuvieron su nave salvadora...
Buen relato!!
Besitos
Creo que la verdadera heroicidad de Serrano fue , a parte de sobrevivir, no volverse loco.. vaya voluntad férrea, o quizás no le quedaba otra opción. Después de leer tu entrada, creo que nos pensaremos más de un@ lo de: " me gustaría irme a una isla desierta" jeje. Un beso Carlos
Cumpa, recuerdo que siendo niño, me "devoré" Robinson Crusoe y muchas veces digo que quisiera ser como él, sin tener siquiera a Viernes. :) Leiste el naúfrago de García Marquez??
(respecto de lo otro, cumpa, no sabes cuanto lo siento)
Te dejo un gran abrazo.
!Qué relato tan bueno!
No eh navegado!!!
Pero si me eh perdido en drogas!!!
A la Mierda conmigo ¬_¬
Hola Carlos:
Debe ser de lo más terrible y desolador estar condenado a morir en una isla, salvo que aparezca un barco salvador, y que aquel no responda a nuestras señales.
Como siempre, gran historia.
Abrazo.
Vaya que historia, pero sin duda cuando tienes ganas de vivir te aferras¡
Besos Carlossss¡¡¡¡¡¡
oye ya no vas a escribir en tu blog???
¿quién no ha naufragado alguna vez? A veces, durante años.
Saludos.
Tienes historias muy interesantes que contar. Un verdadero placer leerte. Saludos.
Me has hecho recordar la peli que protagonizó Tom Hanks, Náufrago. Peaso actor.
Siempre me han gustado este tipo de historias. Gulliver, Robinson Crusoe en sus infinitas versiones...la capacidad de superación me fascina.
Así que hoy disfruté doble con tu entrada.
Beso doble pal guapetón
Ahora, a muchos de nosotros nos da ganas de estar en una isla desierta
Hola Carlos, ya me sonaba a mi que Robinson Crusoe no era una novela totalmente inventada por Defoe, lo que no sabía era que quizás se hubiera inspirado en esta historia de un español... como siempre venir a verte es descubrir curiosidades que sin ti no sabríamos...
besos
Carlos que gusto saber de ti por este medio, tre felicito le sintesis e interes a la obra
un abrazo
salome kruger
Carlos que gusto saber de ti por este medio, tre felicito le sintesis e interes a la obra
un abrazo
salome kruger
Ni hablar! También debe haber sido uno de los primeros que yo leí y luego no paré mas de buscar historias de aventuras!!! Esta que cuentas es genial. Todas las historias que plasmas en el Blog lo son... Te dejo un saludo enorme!
En realidad..esta es la primera vez que leo tu blog..me pareció interesante, felicidades por el articulo en la Familia.
Te puedo recomendar un blog??..me parece de lo mejor que he leido..es www.caminodelsupay.blogspot.com..en realidad escribe bien!!
Pues ésta no la conocía... muy interesante amigo. Besos :-))
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