Tango

El tango es la música característica de los porteños, aunque antes se vinculaba el término “tango” a la persona de color, más precisamente al africano y hasta se lo ha comparado con el jazz.
Los que saben, coinciden que Buenos Aires alrededor de 1880 fue el punto de partida del mito.
A fines de siglo se multiplicaron los burdeles, que eran sustentados con mujeres inmigrantes de España, Polonia, Italia, Alemania y Francia, cuyos clientes también eran inmigrantes que habían abandonado a sus familias, novias y esposas en busca de nuevas oportunidades, como se dice comúnmente, venían a hacerse la américa...

Los primeros tangos no tenían letra, aunque en algunos casos los músicos la improvisaban en el momento. Al comienzo las letras describían el ambiente de los burdeles, eran vulgares, obscenas, demostraban poca educación y tenían títulos como "Dos sin sacarla", "Qué polvo con tanto viento", "Con qué tropieza que no dentra" o "Siete pulgadas".
Al poco tiempo de ser conocido, los cumpas se lo llevaron a los barrios marginales viejos y así irrumpió en las academias, salas de baile y otros locales de diversión desde donde se fue extendiendo inexorablemente a los lugares donde ya se bailaba la tradicional milonga.

Es el baile más sensual y pasional que existe, donde el hombre es el que va llevando a la mujer y caminan la pista con una suave ondulación, acompañados de un ritmo acompasado y atrevido, mientras sus piernas marcan figuras en el piso, el torso va marcando un movimiento diferente... donde la pareja se fusiona y dejan de ser dos, para transformarse en uno solo. Mientras se baila, no se habla con palabras sino con el leguaje del cuerpo y las miradas... Es una danza muy personal y sugerente.
Ciñendo el talle y mirándose a los ojos... así se baila el tango.