Friends, will be friends

...es una costumbre ya. Antes de cada fin de año que nos encontramos con los compañeros de la secundaria, nos descubrimos con cambios externos (a veces extremos), pero lo que siempre sigue intacto es "il cuore", seguimos teniendo la misma esencia y el mismo espíritu... conservamos el lazo tan fuerte de una amistad incondicional, que se mide en calidad y no en cantidad de tiempo compartido.
Nos juntamos a comer pizza con cerveza en un boliche de uno de los chicos de 5to curso. Como todos los años, siempre salen a relucir los mismos cuentos sobre el viaje de egresados a Bariloche, las mismas anécdotas que nos hacen reír como si fuera la primera vez que las escuchamos de todo lo que le hacíamos pasar a “la Cata”, la profe de matemáticas, y a la profesora de biología, que nos internaba por horas en la sala de ciencias de la escuela y millones de cosas más...
Después de reír a carcajadas, recordando los viejos tiempos y aquellos sueños de papel (muchos realizados y otros que ni siquiera llegaron gestarse), llegó el café a la madrugada y nos quedamos charlando hasta que nos encontró la mañana...
Muchos recibían reiteradas llamadas de sus cónyugues pero la situación ameritaba quedarse, además es una vez por año en que nos vemos todos juntos de nuevo.
Esto solo me confirma que a pesar de encontrar piedras que nos entorpecen el camino, o de pasar infinitos momentos de tristeza durante todo el año, siempre esperamos reencontrarnos para darnos ese abrazo tan necesitado, brindarnos esa sonrisa y demostrarnos que la verdadera amistad es uno de los lazos más fuertes e indisolubles que existen, porque todo cambia, hasta nuestros cuerpos o facciones porque el tiempo no perdona a nadie.
Cada vez que nos encontramos es como si nunca hubiésemos dejado de vernos, aunque hayan pasado doce meses.