martes, agosto 27, 2013

El Jazz y la diplomacia durante la Guerra Fría


Esta maravillosa foto de Louis Armstrong junto a su esposa fue tomada en 1961, mientras él y su banda estaban de gira por Egipto como embajadores culturales.

Desde el inicio de la Guerra Fría, el gobierno norteamericano desarrolló un proyecto que se denominó "La Diplomacia del Jazz". El Departamento de Estado organizó visitas de buena voluntad, enviando a músicos de la talla de Louis Armstrong, Benny Goodman y Duke Ellington a giras por Europa del Este, Medio Oriente y el sur asiático. El objetivo: mostrar las libertades culturales estadounidenses a través de su música. Era una jugada muy necesaria, sobre todo para contrarrestar la propaganda soviética que pintaba a los Estados Unidos como un país culturalmente bárbaro y racista. Además, si los soviéticos se paseaban por el mundo con su Ballet Bolshoi, ¿por qué ellos no lo harían con el Jazz?

Otro punto a favor era que la mayoría de bandas de jazz eran multiraciales, un potente símbolo a finales de los años 50, cuando la segregación en los estados del sur empañaban la imagen de todo el país.


Para la primera gira en 1956 enviaron a Dizzy Gillespie con una banda que formada de 18 de los mejores músicos que él mismo pidió. Comenzó su gira en marzo de 1956 y viajaron por todo el sur de Europa, Oriente Medio y Asia del Sur. Era la prueba de fuego. Si la pasaban con éxito era probable que también enviaran bandas a Europa del Este y a la Unión Soviética.


Pakistán, 1956. Dizzy Gillespie, acompañado por la cantante Dottie Salters y la trombonista Melba Liston, toca para las serpientes.


Yugoslavia, 1956. Dizzy Gillespie con el músico y compositor yugoslavo Nikica Kalogjera, rodeado de nuevos fans.

La última parada de la banda fue en Atenas, donde hace poco los estudiantes habían apedreado la sede del Servicio de Información de Estados Unidos en protesta por el apoyo de Washington a la dictadura griega de derecha. Pese a todos los pronósticos, esos mismos estudiantes recibieron y saludaron con vítores a Gillespie, gritando: "Dizzy! Dizzy! "


Atenas, 1956. Poco antes de la llegada del grupo a la capital griega, los estudiantes amotinados habían apedreado la Embajada americana como protestar contra su política exterior. Luego de escuchar a Gillespie, esos mismos jóvenes quedaron tan cautivados con su carismático jazz, que lo sacaron en hombros y lo llevaron por las calles en señal de triunfo

El jazz estaba en todo su apogeo durante la Guerra Fría. Los ciudadanos soviéticos ya estaban hartos de que el Kremlin les prohibiera acercarse a las costumbres y productos que promocionaba el capitalismo. Obviamente el jazz (y más tarde el rock) contrastaba con la cultura musical y oficial que para esa época imponía Moscú a sus ciudadanos.

Una de estas visitas a la Unión Soviética se dio justamente en 1962. Al tratarse de un acto diplomático, el Premier soviético Nikita Khrushchev tuvo que asistir a la apertura del concierto de la orquesta de Benny Goodman en Moscú, pero mantuvo su posición fría, indiferente frente al jazz. La popularidad de la visita de la banda estadounidense, unida a las tensiones de la Guerra Fría después de la Crisis de los Misiles de Cuba, dio lugar a que el Partido Comunista revea su reglamento en contra de este género musical en 1963.


URSS, 1962. Benny Goodman deleita a un grupo de jóvenes en la Plaza Roja de Moscú.


URSS, 1962. Khrushchev asiste a la Embajada de EE.UU. para dar la bienvenida al gran Benny Goodman, a pesar de ser un acérrimo crítico de la música norteamericana, del jazz y el rock especialmente.

Ese carácter frontal e independiente, a veces hasta subversivo de los músicos de jazz, hizo que algunos funcionarios norteamericanos se pusieran nerviosos. De todas formas, los astutos diplomáticos sabían que, en conjunto, todo eso los beneficiaba con el objetivo primordial: Demostrar la diferencia entre los Estados Unidos y la Unión Soviética, la libertad sobre el comunismo. Y por supuesto, el jazz era una prueba de que un estadounidense - incluso un hombre negro - podía criticar a su gobierno en público y sin ser castigado o perseguido. De todas maneras no se registraron excesos verbales ni críticas hacia su gobierno por parte de los músicos. A ellos no les interesaba la política, viajaban por su amor al arte, a la música y para popularizar el jazz en el mundo. Bueno, hubo una excepción: en 1957 Louis Armstrong se negó a participar en la gira, solidarizándose con “Los nueve de Little Rock”; un triste suceso acaecido en Arkansas que avergonzó a toda la nación. Luego de ese doloroso suceso, Amstrong participó en las siguientes giras desde 1961.


El Cairo, 1961. Louis Armstrong entretiene a los niños del Centro Médico Al-Sahha Tahhseen. Louis tenía una relación especial con sus fans más jóvenes. Le encantaba visitar escuelas y tocar para niños de bajos recursos en sus giras.


Giza, 1961. Típica foto de turista captada por su esposa Lucille Amstrong.


Moscú, 1971. Duke Ellington es asediado por fanáticos soviéticos durante un tour por ese país.


Sobra decir que el resultado de las giras fue tan exitoso, que el Departamento de Estado mantuvo el programa de los Embajadores del Jazz durante tres décadas. Estos músicos recorrieron 35 países que abarcaron desde la antigua Unión Soviética y Europa del Este pasando por Oriente Medio y África del Norte. En la década del 70 también se enviaron algunas orquestas a países latinoamericanos como Argentina.


Yugoslavia, 1973. Miles Davis y su grupo en Newport-Belgrado.

Esa interacción de los músicos especialmente fuera de los escenarios, integrándose con la gente, con el pueblo en las calles y plazas, logró que este fuera el programa más exitoso de la Diplomacia pública estadounidense de todos los tiempos. Se logró promocionar una imagen positiva de los Estados Unidos en un momento crucial, cuando las tensiones de la Guerra Fría estaban en todo su apogeo. También, muchos de los países no alineados -pero que de una u otra forma se sentían presionados por las dos potencias- , recibieron con agrado las visitas, y lo principal, ellos supieron ganarse a esos jóvenes, quienes nunca imaginaron ver a sus ídolos en persona.

Este experimento diplomático no fue documentado por ningún periodista o agencia gubernamental, por lo que son raras las fotos de aquellos tours de jazz. Sólo unas pocas han sido rescatadas en varios archivos y colecciones privadas como la del Meridian International Center, que hasta hace poco llevaba por el mundo una exposición llamada "Jam Session: Embajadores del Jazz de Estados Unidos abrazando el mundo".



Fuentes y referencias:
1, 2, 3, 4, 5

6 comentarios:

Héctor dijo...

Interesantísimo artículo como siempre, me alegro mucho que vuelvas a postear, éxitos!!

Sergio dijo...

Igual me parece muy interesante y te digo, contigo siempre aprendo algo, vele la pena venir a visitarte.

Un abrazo

me, the drama queen dijo...

siempre un deleite!

MarMortem dijo...

Genial, el mejor contador de historias ;)

Unknown dijo...

Me ha encantado el artículo. Reconozco mi desconocimiento de esta historia, gracias por rescatarla.

Unknown dijo...

SI! ya volviste a postear, genial parte de la historia no documentada

 
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